La misericordia es la virtud de compadecerse de los sufrimientos ajenos. Se manifiesta en la amabilidad, la simpatía, el perdón y la reconciliación. La misericordia también es ese sentimiento de compasión por los que sufren y que a través del amor con un corazón solidario incita a aliviarles. En estos momentos todos estamos necesitados de ella.
Creedme si os digo que en este último año es cuando más sentido le he encontrado a esta definición. Nos pasamos la vida corriendo, persiguiendo metas, subiendo escalones… y nos perdemos disfrutar de los pequeños momentos. Yo he puesto el freno de mano. He parado en seco, y no por la pandemia.
Desde la Asociación de Mujeres afectadas de Cáncer de Mama de Aspe, percibimos una luz de fe y de esperanza de María Santísima del Amor y la Misericordia – nuestra Virgen – desde el mismo momento en el que nos diagnostican.
La vida sigue, aunque a otro ritmo. La no celebración de las procesiones de Semana Santa también genera en mí esa rara dicotomía. Tristeza por dentro y empatía por fuera. Orgullo, admiración y gratitud por quienes llevan cada Semana Santa a sus hombros los pasos por las calles de nuestro pueblo. Yo también lo haré, como vosotros. Imaginaré que enciendo nuestra vela de la Hermandad EcceHomo el Domingo de Ramos. Y esperaré paciente al próximo año, como vosotros. Esta luz ilumina nuestro objetivo, vencer la adversidad y reforzar el compromiso con la vida. Este año, la procesión va por dentro.
Por Olga Avellán
Artículo de MACMA para el Boletín de Semana Santa 2021 de la Hermandad EcceHomo